Las plantas no andan, no corren, no se alejan ni se acercan. Permanecen aparentemente quietas. Aparentemente, dejando que el Sol bañe sus hojas, que penetre hasta los tilacoides y, allí, se transforme toda esta luz brillante y rabiosa en azúcar para sus paredes; para hacer funcionar su maquinaria; para mover el mundo entero: los herbívoros y los carnívoros. Da igual el nivel de carnivorismo que tengas, todo pasa por los tilacoides de los cloroplastos de los protoplastos de las células vegetales del clorénquima de una hoja de una planta.
Aun así, pueden escapar de toda esta presión moviendo transversalmente a la hoja sus cloroplastos y con esto liberarse de tanto estrés lumínico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario